El paisaje de Rusia se extiende desde Europa hasta el Lejano Oriente, y alberga una diversidad sin igual. En cada pueblo y ciudad del país se puede encontrar una historia tumultuosa y una rica cultura. Siga leyendo para descubrir las 5 mejores ciudades que no puede perderse.
Moscú
Moscú, una de las ciudades más antiguas de Rusia, alberga siglos de historia y cultura rusas. Los amantes de la cultura tienen mucho que elegir en la Galería Tretiakov y en el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin, y pueden disfrutar de un espectáculo de fama mundial en el Teatro Bolshoi. La Plaza Roja es la más grande de Rusia y está rodeada de algunos de los lugares más famosos del país: la sede del poder estatal ruso en el Kremlin, las famosas cúpulas de colores de la Catedral de San Basilio y el padre de la Revolución en el Mausoleo de Lenin. Moscú cuenta con una serie de animados distritos y bulevares en los que los visitantes pueden sentir la vida y la energía de esta ciudad, y hay para todos los gustos. Los visitantes pueden admirar el paisaje urbano desde las Colinas de los Gorriones o desde el mirador de la Catedral de Cristo Salvador, y hacerse una idea de la variada arquitectura moscovita: desde la medieval rusa, pasando por la imponente soviética, hasta los elegantes rascacielos. Moscú cuenta con excelentes conexiones de transporte con otras ciudades rusas, y se puede llegar a San Petersburgo en menos de cuatro horas.
San Petersburgo
Sede del poder imperial durante tres siglos, San Petersburgo es la capital cultural de Rusia. Una ciudad de cuento de hadas que personifica la opulencia y la elegancia y que está adornada con museos y galerías, le sumergirá en la cultura y la historia tanto de día como de noche. En San Petersburgo destacan el Museo Estatal del Hermitage, el segundo museo de arte más grande del mundo, y el Museo Ruso, la mayor colección de arte ruso de todo el país. Visite la Catedral de San Isaac, la mayor iglesia ortodoxa del mundo, o la Iglesia sobre la Sangre Derramada, una obra maestra de la arquitectura rusa cubierta por completo de intrincados mosaicos. Pasee por la hermosa Nevsky Prospekt, la principal arteria de la ciudad, recorra los serpenteantes terraplenes de la "Venecia del Norte" y vea el levantamiento de los famosos puentes de San Petersburgo. A las afueras de San Petersburgo, encontrará las residencias imperiales de Peterhof y Tsarskoe Selo. Inspirado en Versalles, Peterhof está adornado con estatuas doradas y sus cuidados jardines conducen directamente al mar, mientras que la arquitectura palaciega de Tsarskoe Selo rivaliza con la del Palacio de Invierno. Descubra San Petersburgo durante las Noches Blancas, cuando la ciudad se baña con el resplandor del atardecer durante horas y asume una atmósfera de carnaval. O, si puede desafiar el invierno ruso, experimente la magia de San Petersburgo en la nieve.
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Vladivostok
Vladivostok, última parada del ferrocarril transiberiano, se encuentra en las profundidades del Extremo Oriente, a orillas del océano Pacífico. El nombre "Vladivostok" significa "Gobernante del Este", y la ciudad posee ciertamente un aura misteriosa como frontera entre Rusia y Asia. Apodada el "San Francisco de Rusia" por su paisaje montañoso, el senderismo por las colinas cercanas es popular tanto en invierno como en verano. Se puede disfrutar de impresionantes vistas de la ciudad y el mar tomando el funicular hasta el mirador del Nido de Águila. Los amantes de la gastronomía pueden explorar los restaurantes locales para probar no sólo las delicias rusas, sino también la cocina coreana y china, y asistir a clases magistrales de cocina con chefs locales. Para los que se sientan un poco afortunados, Vladivostok alberga el único casino del Extremo Oriente ruso. O para los que prefieren las actividades al aire libre, ¿por qué no hacer una excursión en barco para conocer Vladivostok a través de los ojos de los marineros locales? La ciudad también cuenta con una próspera escena de deportes acuáticos: paddleboarding, surf e incluso kitesurfing son algunas de las actividades que se pueden realizar en los meses de verano.
Irkutsk
Irkutsk, centro imperial de la ciencia y la cultura, encaramado al borde del mayor lago del mundo, es una visita obligada para quienes deseen conocer Siberia. La ciudad posee una rica historia, ya que fue la base desde la que se desterró a los exiliados a las profundidades nevadas de Rusia, y desde la que los exploradores partieron para colonizar el Lejano Oriente. El centro de Irkutsk es una rara preservación de la arquitectura tradicional de madera que adorna las calles en toda su colorida gloria tallada. Para los que busquen productos locales, el mercado central de Irkutsk cuenta con un gran número de puestos, y para los que busquen una dosis de cultura, la mayor colección de arte de Siberia se encuentra en el Museo de Bellas Artes. Irkutsk es el lugar perfecto para descubrir la naturaleza de Siberia, ya que el lago Baikal se encuentra a una hora en coche de la ciudad
Kazán.
Kazán
Capital de Tatarstán, el nombre de Kazán se traduce acertadamente como "caldera": es un auténtico crisol de influencias rusas y asiáticas. Kazán cuenta con una arquitectura única: visite la famosa mezquita Kul Sharif, con sus cúpulas azul cielo, y el Kremlin, una fusión de arquitectura europea e islámica. No puede perderse el Templo de Todas las Religiones, homenaje a la diversidad cultural de la ciudad con su ecléctica mezcla de cúpulas y minaretes. Situada a orillas del Volga, un paseo en barco por este formidable río es la forma ideal de apreciar el paisaje urbano de Kazán. Y si le interesa la cultura tártara, visite los históricos bazares del Mercado Central, viva uno de los muchos festivales de Kazán o pruebe la deliciosa cocina local con influencias turcas. Para los amantes de la historia, cualquiera de los numerosos museos de Kazán le ayudará a repasar la historia rusa desde la época de Iván el Terrible hasta la actualidad.
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